domingo, 21 de agosto de 2011

Efeito bonsai e a aniquilação social da mulher

O desejo de dominação é uma besta voraz. Nunca há corpos quentes suficientes para saciar sua fome monstruosa. Uma vez viva, essa besta cresce e cresce, se alimentando de toda vida ao seu redor, percorrendo a terra para encontrar novas fontes de nutrição. Essa besta vive em cada homem que refestela-se na servidão feminina. ~Andrea Dworkin~

Em outubro de 2006, por um desses felizes acasos, chegou às minhas mãos um texto sobre violência de gênero publicado no jornal espanhol El País. Era iluminadora a analogia usada pelo psiquiatra Miguel Llorente Acosta para falar de um processo gradual de anulação psicológica que antecede as situações de violência físcia, comparando-o com a técnica do bonsai. 

Sua analogia era iluminadora porque, embora o artigo se referisse à violência de gênero na forma de maltrato físico, me esclareceu algo importante também sobre o processo pelo qual a criação das mulheres nas nossas sociedades patriarcais machistas as aniquila a partir de um sistemático ataque psicológico subliminar. As meninas crescem e passam a vida bombardeadas por expressões explícitas e implícitas de que são menos capazes, mais burras, mais fracas, fúteis, incapazes de autonomia ou de se ocupar das coisas mais sérias e graves da vida, que requerem especial formação e competência, isso sem falar de quase todas as religiões que inculcam a inferiorização feminina como "vontade de Deus", a partir de ideias como a de que a mulher é a principal responsável pelos males da humanidade, pela perda do paraíso, e, dada a gravidade de seu pecado original, deve estar permanentemente sofrendo e em posição submissa.

Então não é assim que, ao longo dos séculos, as mulheres vêm sendo criadas? Numa produção em série de bonsais psicológicos: meticulosamente podadas para nunca chegarem ao pleno desenvolvimento de seu potencial com indivíduos? O mesmo valeu, durante muito tempo, é certo, para os negros, vítimas da atrocidade da escravidão e da segregação étnica. Mas, como diz Andrea Dworkin:

A natureza da opressão das mulheres é única: as mulheres são oprimidas enquanto mulheres, sem considerações de classe ou raça; algumas mulheres têm acesso à riqueza significativa, mas essa riqueza não significa poder; mulheres podem ser encontradas em todo lugar, mas não possuem ou controlam nenhum território apreciável; mulheres vivem com aqueles que as oprimem, dormem com eles, têm seus filhos — nós estamos entrelaçadas, desesperadamente parece, nas entranhas do mecanismo e do modo de vida que é danoso para nós.

A opressão do homem pelo homem iniciou-se com a opressão da mulher pelo homem. ~Karl Marx~


Vão trechos do texto mencionado do El País (2006), e também de uma reportagem mais recente, que volta a mencionar a analogia proposta por Miguel Lorente:

Jesús y Ángel llevan años tratando a hombres condenados por violencia de género. De sus fechorías saben lo que ellos les cuentan y lo que el juez reflejó en la sentencia que los envió a prisión. En cambio, Juan Ignacio Paz, psicólogo del Instituto Andaluz de las Mujeres, vive el drama desde el lado de las víctimas. Los tres coinciden en que no existe un "perfil" del maltratador, pero sí unas pautas de conducta que se repiten en unos y en otros, a veces de forma asombrosa. "Son personas con una ideología de dominio, inseguras, machistas, incapaces de controlar la ira..., que van anulando a su víctima mediante un proceso de ensayo y error. Las estrategias que utilizan unos y otros se parecen tanto que a veces pensamos que debe haber una academia en algún sitio. No se puede hacer distingos sobre la procedencia social o económica del maltratador. Si acaso, puede haber diferencias en las formas. No es lo mismo para ellos que aparezca con un ojo morado un ama de casa de un barrio de las afueras que la mujer del fiscal o del catedrático". Juan Ignacio Paz dice que al principio todos repiten como una letanía la siguiente fórmula: "No vales para esposa, no vales para madre, no vales para amante. Los problemas son culpa tuya. Yo soy el listo y tú la torpe. Yo el que trabaja y tú la mantenida". Cuenta el caso de una mujer que era cocinera profesional. Tanto la había machacado su marido diciéndole que todo lo que guisaba era una porquería que al final era incapaz de guisar y perdió el trabajo. "Cada vez que se ponía delante de la cocina, se le agarrotaban los músculos".

Juan Ignacio Paz dice que el maltratador aplica sobre su víctima un proceso sistemático de destrucción de la personalidad. "Hay un paralelismo muy acusado con el lavado de cerebro de las sectas. Y eso tiene un problema añadido, no sólo te destroza como persona, sino que además te engancha. Provoca una dependencia emocional brutal. Quien más me gusta explicando esa dependencia es el psiquiatra Miguel Lorente. Habla del efecto bonsái. Un bonsái no es un árbol que no crezca, es un árbol al que se le impide crecer. Al que se le van cortando ramas y raíces para que no crezca. Pero a la vez se le echa la agüita justa, se le saca a que le dé el aire... Es decir, la misma persona que va destrozando el bonsái es la misma persona que le permite seguir vivo. Aquí estamos hablando de lo mismo. Como el maltrato no es continuo sino que se ajusta al ciclo de acumulación de tensión, descarga y luna de miel, la misma persona que la va anulando, que le va quitando todo, se convierte en su luz en la oscuridad. La única fuente de afecto, de ternura, de cosas positivas. Él se ha ido encargando de ir quitándole otras. Sólo le queda él. ¿Qué ocurre? Si él es la única luz en la oscuridad, ella acaba como una polilla en una bombilla. Se le ha llamado el afecto paradójico, porque cuanto más la destroza, más apego siente ella por él. Si a mí me regalan un bonsái y lo planto en el jardín, el bonsái se muere: no tiene raíces para profundizar buscando agua, no tiene hojas para hacer la fotosíntesis, no es capaz de vivir. Eso es lo que siente una mujer maltratada, que es incapaz de vivir sin su verdugo. 'Es que me muero sin él', me dicen. Pero no es amor, es dependencia. Y es una dependencia más fuerte que la heroína".

As mais exploradas são as mães do nosso povo. Elas estão de mãos e pés amarrados pela dependência econômica. São forçadas a vender-se no mercado do casamento, como suas irmãs prostitutas no mercado público. ~Friedrich Engels~

Hace 11 años, a Echeburúa le llamó poderosamente la atención un dato. "Había tratado a 300 ó 400 mujeres víctimas de malos tratos cuando comprobé que entre el 40% y el 60% de ellas seguía viviendo con el agresor. Me causó una gran perplejidad que aquellas mujeres -la mayoría por encima de los 40 años y con una experiencia de maltrato de más de 10 años- hubieran sido capaces de romper el silencio, de destapar la situación de opresión y tortura en la que vivían, pero no de romper con sus parejas. Nos dimos cuenta entonces que el tratamiento era muy limitado si las tratábamos sólo a ellas, porque hay una cosa clara: el maltrato, una vez que se establece, es una conducta crónica. Por muchas muestras de arrepentimiento que haya, el maltrato se va a repetir. Entre otras cosas porque el hombre obtiene ganancias con él. Así que decidimos tratar también a los maltratadores, sobre todo a aquellos que seguían viviendo con sus parejas.
In El País, por Pablo Ordaz, 15/10/2006. Texto completo aqui.


O amor romântico, tanto na pornografia quanto na vida real, é a mítica celebração da negação feminina. Para uma mulher, o amor é definido como sua boa vontade para se submeter a sua própria aniquilação... A prova de amor é que ela está disposta a ser destruída por aquele a quem ama, pelo bem dele. Para as mulheres, o amor é sempre auto-sacrifício, sacrifício de sua identidade, desejo e integridade de seu corpo; para que satisfaça e redima a masculinidade de seu amado. ~Andrea Dworkin~

TRECHOS DE ENTREVISTA A MIGUEL LORENTE ACOSTA

Un bonsái no es un árbol que no crezca, sino un árbol al que se le impide crecer, al que se le van cortando ramas y raíces para que no se desarrolle. Es lo que hace el maltratador. Cuando su pareja intenta crecer como persona, él se encarga de podar eso, pero al mismo tiempo da las justas dosis de cariño para que no muera. La propia mujer se nota impotente, pero como recibe lo que necesita para seguir viviendo, crea una relación de dependencia. Depende de la misma persona que la anula. Y llega a creer que sin él no va a poder vivir. Para poder desarrollarse, para poder crecer, necesita un proceso de adaptación. Como el bonsái; si lo sacamos de su mínima maceta y lo plantamos en el jardín, se muere, porque ni siquiera tiene raíces para profundizar buscando agua en el suelo. (...)

A menudo digo que no me gusta hablar de machismo, porque puede dar la sensación de que es el problema de unos pocos que actúan en exceso, y no es eso; prefiero hablar de un problema de patriarcado, de un patrón cultural y social basado en la desigualdad. (...)


A mulher não nasce: ela é feita. No fazer, sua humanidade é destruída. Ela se torna símbolo disto, símbolo daquilo: mãe da terra, puta do universo; mas ela nunca se torna ela mesma porque é proibido para ela fazê-lo. ~Andrea Dworkin~

A la mujer le sigue dando valor ser buena madre, ser buena esposa, ser buena ama de casa, aunque luego también trabaje. Si una mujer es una buena profesional, pero descuida a sus hijos, dirán: sí, sí, es muy buena médica, muy buena política, pero, fíjate, sus hijos han estado en colegios internos; ha fallado en lo esencial. Al padre no se le pide eso. Si la mujer asume ese rol y asume que hay una especie de controlador doméstico, para decir sí o no, para corregir, si está sometida, podríamos pensar que ya no hay necesidad de recurrir a la violencia. Pues incluso así puede aparecer la violencia. Porque cuanto más injusto es el mandar, más sensación de poder te da. Mandar lo que es correcto no da sensación de poder, pero mandar una cosa injusta da mucha. (...)


O fato que todas nós somos treinadas da infância em diante para sermos mães significa que nós todas somos treinadas para devotar nossas vidas aos homens, quer eles sejam nossos filhos ou não; que todas nós somos treinadas a forçar outras mulheres a exemplificar a falta de qualidades que caracteriza a construção cultural da feminilidade. ~Andrea Dworkin~

La violencia de género ha existido gracias a su invisibilidad. La información es básica para romper con esas pautas y esos siglos de comportamiento. Pero estamos detectando hace años que hay acumulación de casos a partir de uno. Por un efecto de repetición. En violencia de género se ha diagnosticado que la información que se está dando no es del todo la más adecuada, porque se entra mucho en los detalles, lo anecdótico, lo morboso, en aquello que tiende a justificar. (...)
El País, entrevista a Miguel Lorente Acosta por Rafael Ruiz, 01/08/2010. Entrevista completa aqui.

Também vale a pena dar uma olhada no post Violencia de género y los cuidados de un bonsái, por Vihernes.
Por fim, duas belas leituras relacionadas: a peça Casa de Bonecas (ou Uma casa de boneca) de Henrik Ibsen e o texto ¿Corrupción de menores?, de María Elena Walsh.


Sempre vi na dominação masculina e no modo como é imposta e vivenciada, o exemplo por excelência dessa submissão paradoxal, resultante daquilo que chamo de violência simbólica, violência suave, insensível a suas próprias vítimas, que se exerce essencialmente pelas vias puramente simbólicas da comunicação e do conhecimento, ou, mais precisamente, do desconhecimento, do reconhecimento ou, em última instãncia, do sentimento. ~Pierre Bourdieu~

Nenhum comentário:

Postar um comentário